Todos tenemos rutinas. Todos amamos u odiamos la nuestra, no hay termino medio. Pero hoy vengo a hablaros de la propia, porque sé que os genera curiosidad, al fin y al cabo, ¿qué puede haber más rutinario que un opositor?.
Hace poco me apareció en mi feed un reel de Leonard Cohen. En la entrevista, el joven cantante cuenta que cuando empezó a escribir canciones estuvo a punto de cambiar su nombre a Septiembre para marcar su transición de poeta a músico. September Cohen quiso hacerle un homenaje a los comienzos, a las transiciones, a lo nuevo, y es que a Septiembre se llega prometiéndole cosas.
Como cada año, cumplo una rutina estricta en septiembre: me compro una agenda y la lleno de propósitos. Porque como dice Guillermo Fesser: “en este vida hay que tener más proyectos que recuerdos”. El verano - y el año en general - ha dejado los suyos, pero yo a septiembre le prometo que el siguiente curso será mejor, y nunca le fallo. Este curso me comprometo a ser más consciente, más responsable, más capaz. Prometo soltar, dejar ir, dar gracias - mi amiga Sofia dice que en su rutina siempre hay un momento para dar gracias. Kase.O - cuenta Patricia Bolaños -, tiene una alarma cada 30 minutos que le recuerda agradecer lo que tiene. Meditar, leer, correr, conocer(se), también se encuentran entre mis propósitos habituales.
La rutina me ha salvado de mí misma. La rutina es mi tabla, es mi compañera de vida, es mi jueza, mi religión. A ella le debo el mantenerme a flote. Dejé de creer en la suerte durante el proceso y empecé a creer en el trabajo. Picasso lo expuso mejor que yo con su famoso “que la suerte te pille trabajando”. En mi fondo de pantalla ahora aparece el every second counts de The Bear. Cada vez que el despiste viene a buscarme, lo miro, recuerdo, acepto el reto y aparto el móvil. Cuando uno lleva mucho tiempo en este tipo de lucha, la renuncia comienza a ser más fácil y llevadera. La renuncia, también forma parte de mi rutina.
Ortega y Gasset escribió una vez sobre la vida de Luis Vives: “Nació, estudió, escribió y murió”. En verdad el filosofo podría haberme descrito a mi. Estudiar no es para todo el mundo, pero si se trata de una elección libre, puede ser un procedimiento muy estimulante. Frank Smythson dijo una vez una frase a la que acudo a menudo: “No pretenderemos el éxito, lo mereceremos”. Porque uno llega a un punto en el que entiende que es en el proceso dónde esta la magia, que es en el día a día, dónde uno va construyendo la gloria. Una buena rutina no necesariamente va a salvarte siempre, pero sí que puede enmendar los errores del pasado. El éxito, la cima, tal vez llegue - o no -, pero en lo rutinario hay valentía, hay conquista, hay gratificación - y ello son otras formas de triunfo.
Hay un día en verano que lo dedico a ver películas. Me levanto por la mañana, me doy una ducha, me coloco el albornoz, me hago un café y me siento en la primera línea del salón para comenzar mi maratón. Así me paso todo el día, o mejor dicho, así me dejan permanecer todo el día. El pasado me topé con la secuela de Dazed and Confused (1993) de Richard Linklater. En Todos queremos algo (2016) el protagonista, un joven Blake Jenner, hace la siguiente reflexión sobre el mito de Sísifo. Jenner dice que en verdad los dioses bendijeron a Sísifo con un significado, una razón por la que vivir, por lo que el objetivo debería ser ese; alcanzar un estado en el que todo lo demás desaparece y uno está haciendo lo que tiene que hacer. Aunque sea levantar una enorme piedra todo los días por la misma montaña para que vuelva a caer. En esa rutina, en esa acción constante y de apariencia insignificante, se encuentran todas las respuestas a las preguntas que uno se hace. “A veces, continuar, simplemente continuar, es el logro sobrehumano”, concluía Camus.
Llego a septiembre como siempre; derrapando, con el moño mal hecho y muy morena. Este año prometo sobre todas las cosas que lo primero será antes - como dice el abuelo de los primos. Cambiarán cosas, por supuesto, y vendrá - lo bueno, lo malo - a sorprenderme, pero en esta tabla que es mi salvavidas me mantengo con la firme promesa de que el mañana se construye desde el hoy.
Feliz comienzo de curso a todos.